¿Qué tienen que ver la radiactividad y los cajeros automáticos? Así funcionaban los primeros

El primer cajero automático de la historia, instaldo en la ciudad de Londres en la década de 1960, no funcionaba con tarjetas. Para expender el dinero, debías usar un cheque impregnado de un material radiactivo que la máquina identificaba tras marcar la clave personal.
Ideado por un empleado de una fábrica de contar dinero llamado John Shepherd-Barron, los cheques radiactivos tenían un único valor individual: diez libras.
Carbono 14
Cuentan que la inspiración le llegó en la bañera, donde tuvo la genial idea de crear una máquina expendedora de dinero similar a los conocidos sistemas de venta de chocolatinas.
Instalado en el Barclays Bank de Enfield, en el norte de Londres, fue concretamente inaugurado en junio de 1967.
Los cheques que se usaban para sacar dinero estaban impregnados de carbono 14 (un isótopo radioactivo del carbono, descubierto el 27 de febrero de 1940 por Martin Kamen y Sam Ruben), lo que hacía que al ser introducidos en el cajero, reconociese su autenticidad y entregase las 10 libras.
Poco después, el inventor escocés James Goodfellow introdujo las tarjetas plastificadas que sustituyeron a los engorrosos cheques. Para ello, inventó una máquina con botones que usaba unas tarjetas perforadas que, junto a un número de identificación personal, permitía reconocer a cada cliente.
La clave personal que se tenía que introducir también fue ideada por Shepherd-Barron: quería que fuera un número capaz de ser memorizado. Pensó en cuatro cifras era lo adecuado. Así es cómo nació el PIN (Personal Identification Number) o clave personal de 4 dígitos, que se ha convertido en un estándar mundial.
Hoy, la red de más de 3 millones de ATM (Automated Teller Machine, el nombre genérico de estas máquinas en inglés) se extiende desde la estación antártica de McMurdo, en el sur, hasta el pueblo de Longyearbven, en Noruega, en el norte.
Actualmente, solo en España, hay unos 51.500 cajeros automáticos. Ninguno de ellos expende billetes superiores a 50 euros, ni tampoco de 5 euros. El invento llegó en 1974 cuando la sucursal del Banco Popular de Toledo estrenó el primer cajero de nuestro país.

 

El país que más cajeros automáicos tiene es Brasil, con unos 160.000 seguido de Japón con casi 105.000.
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